El sábado 14 de mayo y el domingo 15, como en años anteriores (sin contar los dos “pandémicos”), pudimos volver a empaparnos de Historia Goda gracias a las magníficas Jornadas Visigodas de Guadamur.
He tenido la oportunidad de participar en distintas ediciones con conferencias, presentaciones, textos, etc., pero lo de este año ha sido extremadamente especial y es que no le nombran a uno todos los días «Caballero Visigodo de Honor» (momento imborrable).
Todo un honor, y nunca mejor dicho, máxime teniendo en cuenta los anteriores nombramientos.
Un orgullo tener esa preciosa cruz visigoda y ese distinguido diploma.
