Aparte de la interesantísima cuestión pagana, en sus diferentes ramificaciones, también es menester recordar a SANTA WALBURGA por su singular vínculo con dicha noche y el día de mañana. Y para ello, qué mejor que trasladarnos una vez más a Mainz/Maguncia, urbe a la que llegó dicha santa a mediados del siglo VIII. En ese tiempo era obispo de la ciudad un personaje sumamente interesante como es Winifrido o San Bonifacio, conocido ni más ni menos como el “Apóstol de Alemania”. San Bonifacio, tío de Santa Walburga y conocedor de su excelsa inteligencia y trabajo, llamó a su sobrina para que participase en actividades pastorales y misioneras. Tras una intensa vida dedicada al ámbito eclesiástico, la santa murió a finales del siglo VIII pasando a ocupar un lugar destacado dentro de la cultura alemana.
Más allá de esto, Santa Walburga sigue siendo recordada por el aceite con propiedades curativas que mana desde finales del siglo IX del lugar en el que se encuentran parte de sus restos en el interior de una iglesia ubicada en un pequeño pueblo bávaro. Pero todavía hay más aparte del conocido “aceite de Walburga”, que realmente es un tipo de agua.
El carácter protector de Santa Walburga también se refleja en caso de tormentas, a ella por ejemplo se encomiendan los marinos, o en la noche del 30 de abril cuando su esencia protectora emerge contra el poder de las brujas y las artes oscuras. Su festividad es el 1 de mayo.
En la fotografía (junio de 2015) vemos la bella catedral de Mainz y la poderosa estatua de San Bonifacio ⛪️